No Logo,el libro de cabecera de los movimientos antiglobalización, encuentra sus raíces en toda una vieja tradición de pensamiento de izquierda que se remonta a Karl Marx. Su originalidad consiste en camuflar las ideas del Che Guevara con los fundamentals del marketing empresarial denunciando que, en la aldea global que nos toca en suerte, algunas multinacionales, lejos de nivelar el juego global con empleos y tecnología para todo el mundo, "están carcomiendo los países más pobres y atrasados del planeta para acumular beneficios inimaginables". Más aún, la globalización se caracterizada por conectarnos a través de una red de marcas conocidas por casi todos (Nike, Shell, Tommy Hilfiger), pero cuyo orden esconde en su trastienda la explotación inhumana de obreros, el pago de salarios miserables y condiciones de trabajo casi esclavistas en varios países del Tercer Mundo.
"El Tercer Mundo, según dicen, siempre ha existido para mayor comodidad del Primero", escribe su autora, la periodista canadiense Naomi Klein. De ahí que su área de estudio abarque el origen de las zapatillas Nike en los infames talleres de Vietnam, la producción de las ropitas de la muñeca Barbie a través del trabajo de los niños de Sumatra, la cosecha de café de Starburck en los cafetales ardientes de Guatemala y la extracción de petróleo de Shell en las miserables aldeas del delta de Níger.
El objetivo del libro de Klein es lograr que, a medida que los secretos que yacen detrás de la red mundial de las marcas sean conocidos por una cantidad cada vez mayor de personas, la exasperación de éstas pueda provocar la gran conmoción política del futuro, rechazando frontalmente a las empresas transnacionales cuyas marcas son más conocidas. "La oposición a las multinacionales es el tema que va a seducir la imaginación de la próxima generación de rebeldes y perturbadores", profetiza la autora.
"El Tercer Mundo, según dicen, siempre ha existido para mayor comodidad del Primero", escribe su autora, la periodista canadiense Naomi Klein. De ahí que su área de estudio abarque el origen de las zapatillas Nike en los infames talleres de Vietnam, la producción de las ropitas de la muñeca Barbie a través del trabajo de los niños de Sumatra, la cosecha de café de Starburck en los cafetales ardientes de Guatemala y la extracción de petróleo de Shell en las miserables aldeas del delta de Níger.
El objetivo del libro de Klein es lograr que, a medida que los secretos que yacen detrás de la red mundial de las marcas sean conocidos por una cantidad cada vez mayor de personas, la exasperación de éstas pueda provocar la gran conmoción política del futuro, rechazando frontalmente a las empresas transnacionales cuyas marcas son más conocidas. "La oposición a las multinacionales es el tema que va a seducir la imaginación de la próxima generación de rebeldes y perturbadores", profetiza la autora.
Desde mi punto de vista pagamos puramente la marca y no siempre el producto. Yo he trabajado en una tienda de ropa y he visto como se rebaja un abrigo de 140€ a 36€, algo subrreal verdad? pero no se le aleja de realidad.
Otro de los factores fundamentales para que las marcas incrementen tanto sus costes son dos cosas: por un lado la publicidad que por algún lado habrá que pagarla y por otro lado la cantidad de intermediarios que pasan por los productos antes de llegar a nuestras manos.
Lo que no se muestra o no se quiere mostrar es lo que hay detrás de las fabricas por ejemplo de calzado y deportivas. Un montón de gente trabajando día y noche por un salario que no cubre ni las necesidades báscias de las personas, pero todo eso no interesa mostrar. Interesa mostrar al jugador de fútbol con X playeras, al tenista X con tal camiseta...Eso es lo que interesa en el fondo a la población de hoy en día. Ignorantes somos porque todo eso lo único que provoca es que aumente el precio para nosotros, pero como la sociedad es como es les da igual el resto.
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